Una clepsidra (del griego "robar agua") es un mecanismo para medir el tiempo basándose en el flujo gradual de un líquido, generalmente agua, que va de un recipiente a otro con marcas, el cual indica el tiempo. En esencia, un reloj de agua.
Fueron inventadas por los antiguos egipcios en el siglo XVI como reloj nocturno, mientras que usaban el solar durante el día. El sistema era simple, una vasija cerámica era rellenada hasta cierto nivel y el agua salía de forma constante por un pequeño orificio de un tamaño específico situado en la base. Estas clepsidras egipcias fueron durante muchos siglos las más precisas.
En Grecia y Roma eran utilizados para determinar el tiempo que tenían los oradores para hablar en los tribunales y para establecer en el ejército, las guardias nocturnas.
Platón utilizó la idea de la clepsidra para hacerse un despertador.
En Babilonia se utilizaron, pero con una peculiaridad, a diferencia de todos los demás que el tiempo se medía de forma visual mediante un sistema de marcas, en la antigua Babilonia se pesaba el agua que había salido del recipiente para conocer la hora.
Su Song, uno de los más importantes ingenieros chinos, creó su versión añadiéndole elementos mecánicos y creando una torre del reloj con ello.
La clepsidra más compleja fue creada en el año 1206 por los musulmanes para poder regular el flujo de agua que caía para adaptarse al tamaño de los días y las noches durante todo el año. Además, tenía unos pequeños autómatas que tocaban y se movían. Esta clepsidra podría considerarse como un ordenador analógico medieval.
Las clepsidras dejaron de utilizarse con la llegada de los relojes modernos.
El principal problema de las clepsidras es que el flujo de agua no siempre es constante, ya que los fluidos van más rápidos cuanta más caliente esté.
Fuente: Wikipedia - Water clock (en)
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